El cambio es la única constante. Nuevamente, la tecnología impulsa una de las grandes tendencias del mercado en el contexto de alta competitividad: la mejora, el cambio.
Con críticas buenas y otras malas, dadas por conocedores o por ignorantes del tema, tenemos una serie de marcas que han ido cambiando radical o levemente su identidad gráfica corporativa. El último importante caso sería el del banco BBVA.
Los diseños de los productos físicos como celulares, televisores, lavadoras, la ropa, etc, van cambiando su diseño a lo que se percibe como “moderno”, el cual por supuesto es un término subjetivo y válido sólo para la época presente. Si vemos una foto de 1980 y una del 2020, las diferencias son abismales, si observamos un spot televisivo de 1990, también sentiremos un curioso y significativo cambio en aspectos culturales, de moda y publicitarios. Ahora, más allá de este recurso sencillo de comprar épocas muy distantes, y de evaluar los cambios evidentes, lo que siempre digo a mis alumnos es lo siguiente: estos cambios no son radicales, son graduales…
Es decir, más allá de lo anecdótico de ver publicidad o la imagen de marca de una compañía, en un intervalo de tiempo con 10 años de diferencia, debemos tomar en cuenta que las marcas van cambiando sutilmente, y este cambio denota movimiento, modernidad y prestigio.
En general, una compañía tiene como característica la necesidad continua de cambios, ajustes y adaptaciones en su la estrategia comercial. Realmente todo cambia, todo se reinventa y se refresca. Quizá la Cocacola tiene el mismo público objetivo etáreo de siempre, pues esta bebida gaseosa cubre la misma necesidad y tiene el mismo sabor, sin embargo, ¿acaso realizaron un estudio de mercado en 1886 y de allí nunca más? La respuesta es no. Los estudios de mercado son permanentes, siendo una fuente principal de esta data el índice de ventas.